Drync: Descubre vino escaneando su etiqueta

¿Información nutricional en el etiquetado del vino?

El Parlamento Europeo ha aprobado una resolución para que la Unión Europea desarrolle una estrategia que haga frente a los daños sobre la salud provocados por el alcohol. Esta estrategia debería aplicarse en el período 2016-2022 y se hace hincapié en el mejor etiquetado de bebidas alcohólicas, que incluirían ingredientes e información nutricional.

Los eurodiputados han encargado a la Comisión Europea que estudie la posibilidad de incluir en el etiquetado de las bebidas alcohólicas advertencias sobre los riesgos del consumo de alcohol para mujeres embarazadas y para quien posteriormente va a conducir un vehículo –de manera similar a como se hace en las cajetillas de tabaco–. La Comisión Europea deberá presentar sus propuestas en 2016, a más tardar.

Además, se propone incluir información nutricional para dejar patente que el alcohol puede favorecer el aumento de peso –dado que los estudios dicen que el 80% de los adultos no conocen las calorías que contienen las bebidas más comunes–. Así mismo, el alcohol podría contribuir a otros efectos colaterales que se suman al aumento de peso, como pueden ser el aumento de triglicéridos y de ácido úrico.

Los impulsores de la resolución afirman que las nuevas medidas sobre el alcohol deben considerarse una inversión en salud a largo plazo, ya que los daños relacionados con el alcohol cuestan a Europa al menos el 3,2% del PIB, sobre todo por pérdida de productividad. No en vano, Europa es la región del mundo con mayor consumo de alcohol, por lo que su abuso supone un importantísimo problema de salud pública, que trae consigo un daño económico y social a gran escala. También se señala que las nuevas medidas deben fortalecer el marco normativo sobre el alcohol y fomentar la prevención, mediante la educación y la promoción de la salud.

Desde algunos sectores se critica que la Unión Europea perdió la oportunidad de cambiar el etiquetado de las bebidas alcohólicas cuando aprobó el reglamento que determina cómo debe ser el etiquetado de los alimentos transformados, donde se debía identificar con claridad el contenido nutricional. Gracias a este reglamento, podemos saber, por ejemplo, si los aceites usados en la elaboración de los alimentos son de girasol, oliva o palma; la procedencia de la carne que comemos; o las calorías de los productos procesados. Pero las bebidas alcohólicas de más de un 1,2% de alcohol quedan fuera de esta regulación; su única obligación es indicar el grado de alcohol.

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Legislación en otros países

Irlanda está camino de convertirse en el primer país de la Unión europea que exija información nutricional en las bebidas en una nueva ley del alcohol que está a punto de aprobar. En Estados Unidos a finales de año las grandes cadenas de restaurantes estarán también obligadas a informar de las calorías que contienen las bebidas alcohólicas que sirvan.
 

Críticas desde el sector del vino

El sector del vino en Europa ha criticado con dureza la resolución, ya que no diferencia entre el vino, considerado un producto alimentario, y los destilados de alta graduación, que suelen ser los que se vinculan a problemas de alcoholismo.

La Conferencia Española de Consejos Reguladores Vitivinícolas (CECRV) ya ha mostrado su oposición a algunas de las medidas que ha propuesto la Comisión Europea. Aunque afirman que hay aspectos positivos en la resolución, como el reconocimiento de que en la UE hay diferentes patrones de consumo de alcohol en los países que la componen, y que se permite la articulación de medidas nacionales que tengan en cuenta estos factores y se adapten a ellos.

Señalan, eso sí, que esta resolución olvida que el vino está definido como un alimento en la legislación española, que siempre se incluye a esta bebida en la dieta mediterránea y que su consumo moderado se considera beneficioso por numerosos estudios médicos.

La CECRV defiende que una estrategia educativa sería más efectiva para abordar los posibles problemas que se derivan del abuso de alcohol, aunando los esfuerzos de diferentes sectores de la sociedad (educativo, sanitario, consumidores y productores), lo que permitiría llevar a cabo una acción coordinada, adaptada a la realidad social y cultural de cada país.

 

Esperemos que las medidas que finalmente apruebe la Unión Europea no afecten a la industria del vino de nuestro país, un producto que forma parte del ADN de nuestra sociedad.

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